No me gusta que me llamen por mi nombre Repitiendo siempre hermano en la oración No me gustan las palmadas en el hombro Y al virarme el no te veo hace un montón No me gusta que me escuchen las llamadas Ni que archiven cualquier tonta información No me gustan los que creen que para todo Lo mejor es dar un golpe en el morrón No resisto que alguien me obligue a hacer algo O que por lastima me quieran tratar No resisto a la persistente bota Que mi alma siempre quiere pisotear No resisto a carroñeros ni a mendigos Ni a los perros ni las moscas ni demás No resisto a aquellos que creen ciegamente En si mismos y aplastan a los demás No me gusta el sentimiento con que un ciervo Atrapado mira el cañón del fusil No me gustan las malas coincidencias Que surgen cuando alguien se acerca a su meta No resisto la perdida irreparable No resisto la causa no explicada No resisto pedir mi último deseo Al verdugo antes de que agarre el hacha No me gusta cuando me interrumpe el eco Metálico y seco en el auricular No me gustan los disparos por la espalda Y las salvas solo me hacen vomitar Me odio a mi mismo cuando me acobardo Cuando busco excusas para mis infamias Cuando sonrío a aquellos a quienes sirvo Aunque en realidad los odio con el alma
© Ciro Diaz Penedo. Traducción, 2008
© Ciro Diaz Penedo. Canto, 2008