Golpea duro y golpea y vuelve a golpear, el púgil Gorka Bengoechea me lanza un uppercut. Me da tal zurra en el rincón que apenas si lo cuento. Y luego un gancho en el mentón y entonces fui al suelo. Y Gorka pensó: «Estoy hecho papilla ¡pero es bello vivir esta buena vida!». «Cinco... Seis... Siete...» y yo en la lona, mis paisanos me animan... Ya en pie, mis piernas reaccionan y escapo de la esquina. No es cierto que para el final reserve fuerza y garra, es sólo que no soy capaz de golpear en la cara. Y Gorka pensó: «Me cruje una costilla, ¡pero es bello vivir esta buena vida!». Silbidos, bronca y grita uno: «¡Remata a ese cagueta!». Entonces Gorka es sólo puño y estoy contra las cuerdas. Pero aguanté tan duro asalto de Gorka el obstinado y le pregunto dando un salto: «Chaval, ¿no estás cansado?». Pero no me escuchó y exhausto se decía: «¡Qué bello es vivir esta buena vida!». ¡Joder si es bestia el cabezón! Aquí va a haber jaleo. Boxear es un deporte y no este asunto tan feo. Me lanza golpes, un, dos, tres, hasta tumbarse él mismo... Y alza mi brazo el señor juez... ¡Que viva el pacifismo! Gorka en la lona: «¡Qué extraña es la vida...! Para algunos lo es todo y para otros no es vida.»
© Miguel Merino. Traducción, 2011
© Agustín Casalía. Canto, 2011