Mientras sobrellevaba mi Desgracia andando sobre el hielo en primavera, - el hielo se cuarteó, se abrió - mi alma cayó, como piedra se hundió bajo el agua, - Pero Desgracia - aunque pesada, logró asirse de afilado borde. Y Desgracia, desde entonces me busca sin parar por todas partes, - Rumores y ecos de Rumores acompañan a Desgracia. Y que yo no había muerto lo supo el desnudo sauce y varias perdices. Quién le diría a mi Señor, cuál de estas criaturas me habrá delatado, revelado mi secreto, - y, por su pasión, fuera de sí, él me siguió, pero con él tanto Desgracia como Rumor también aparecieron. Él me alcanzó, me tendió sus brazos - me abrazó, me subió hacia sí, - junto a él, sobre la montura, Desgracia sonrió. Pero mi amado no pudo quedarse - Tan sólo fue un día, - Pero Desgracia por toda la eternidad se quedó...
© Ernesto ?. Traducción, 2018