Era así - yo la amaba y por ella me moría, Era así - sólo con ella yo soñaba. A escondidas en mis sueños la veía, La amazona que en caballo cabalgaba. ¿Qué era la sabiduría de los libros Si a sus huellas yo podía apretarme! ¿Qué le pasaba, reina de mis ensueños? ¿Qué le pasó, mi dicha de ilusionarme? Nuestras almas en primavera se bañaban, Nunca tristeza y dolor había, Nuestras cabezas en el vino ya flotaban. Y parecía que no habría melancolía. Ahora una mortaja hay que prepararle, Río llorando y lloro sin ningunas razones. Un frío eterno le ha paralizado su sangre Por miedo a la vida, por presentimiento de óbito. Se hizo claro que la cancion no se cantara, Se hizo claro que tampoco se soñara. Con ella, las visiones iban a la hila Y se estiraban como hilos de mentira. Yo quemo el resto de festivas ropas, Corto las cuerdas, me libro de estar alucinado. No voy a venerar al ídolo de engaño Ni ser esclavo de la esperanza defraudada.
© Inna Karalex. Traducción, 2016