Resuenan en la noche los pasos pesados del reclutamiento, pronto tenemos que partir y despedimos sin palabras. Por caminos intrincados sudaban los caballos, los caballos llevando a los jinetes hada un final desconocido. ¡Nuestro tiempo es otro, fugaz, pero como antaño, ¡busca la felicidad que se escapa volando! mas, en esta carrera perdemos a los mejores compañeros, sin notar, al galope, que ya no están los compañeros. Y aún por largo tiempo confundimos los fuegos con incendios y aún por largo tiempo parecerá siniestro el crujir de las botas y con los viejos nombres los niños juegan a la guerra y pot largo tiempo dividiremos a los hombres en los nuestros y los enemigos. Y cuando deje de retumbar y cese el fuego y los lamentos, y cuando los caballos se cansen de sus jinetes, y cuando nuestras muchachas cambien los uniformes por vestidos, entonces, no olvidemos, no perdonemos, no perdamos el camino.
© Juan Lius Hernández Milían. Traducción, 2010