Hoy no me escucho el corazón latir por las avenidas se me fue a volar. Me dieron un balazo y me voy a morir mas, en el último instante logré pensar. “iEsta vez no seré el que regresa, me voy, mas, otro va a venir!” no tuvimos tiempo de volver la cabeza y ya los hijos se van a combatir. Alguien dijo: “Después de nosotros el diluvio” y se lanzó como a un abismo desde la trinchera, y yo me lancé desde mi trinchera para que no hubiera más diluvios. Ahora mi vista a nublarse empieza en un abrazo la tierra quiero asir. No tuvimos tiempo de volver la cabeza y ya los hijos se van a combatir. ¿Quién será mi relevo? ¿Quién al combate irá? ¿Quién por el puente entrará en batalla? Y se me antoja que sea, bien, aquel de allí que vistieron con ropas de otra talla. Hay tiempo aún para una sonrisa he visto al que vendrá después de mí. Al volver la cabeza de prisa los hijos ya se van a combatir. Las explosiones ensordecían los corazones, el río en un trueno inmenso: de todas formas, mi fin no es el fin todavía el fin es de algún prójimo el comienzo. Ahora mi vista a nublarse empieza, me voy, mas, otro va a venir. No tuvimos tiempo de volver la cabeza y ya los hijos se van a combatir.
© Juan Lius Hernández Milían. Traducción, 2009