Cuando en los versos ando a tropezones, cuando no estoy para métricas y timas, entonces canto a mis amigos sobre los marinos, aferrado a la guitarra hasta dolerme los dedos. En tierra todos mis actos contrarían y a todos mis desvelos llevan la contraria en tierra. Marinos, en un bote vengan a buscarme y acerque ruñe en el remo una copa de vodka. Por el mar cualquier criatura puede navegar, uno puede evitar bajo las hélices caer; más, aquí, en tierra, quien a tu encuentro viene a pie, te da un pisotón, te empuja y echa a correr. En tierra todos mis actos contrarían y a todos mis desvelos llevan la contraria en tierra, Marinos, llévenme al mar, ¡del barco quitaré todas las guardias! Sabemos que el mundo no está sobre tres ballenas y sé que no se divide en tres. Les prohíben tomarse libertades en un puerto ajeno y yo olvidé cómo tomarme libertades en los míos. En tierra todos mis actos contrarían y a todos mis desvelos llevan la contraria en tierra. Marinos, en un bote vengan a buscarme y acérquenme en el remo una jarra de ron.
© Juan Lius Hernández Milían. Traducción, 2010