Rojo, verde, lila, amarillo: ¡lo más bonito para tus redondeces! Y si es barato, siempre nuevo y graciosillo, pero sólo me das vodka, y coñac a veces. ¡Hembra insaciable y desvergonzada! Te pregunté: «¿Amor, contenta estarás?». Me respondiste, bien bebida, bien comida, mal pegada: «¡Toma tu vodka y dame más!». Gasté un quintal en ti, mala serpiente, billetes gordos y oro empeñado. Pero hace poco, nos trincaron los agentes, y se esfumó el mundo encantado. Malditas sean - ¡Santo Cielo! - tus promesas, de esperarme durante años largos. ¡Maldigo a tu madre, ya no me interesas! ¡Ahora vive como quieras, yo me largo!
© Oleg Shatrov. Traducción, 2012