Estoy a punto de explotar como trinitrotolueno, la ira anticreativa me revienta: hoy la Musa ha venido a verme, se quedó un rato y ¡tomó la puerta! Tuvo motivos bien fundamentados, no puedo plantear querella: una Musa, de noche... con un hombre... ¡imaginaos! Sabe dios qué pensarán de ella. Pero me siento solo y afligido: esa Musa - ¡quién lo diría! - con Blok había convivido, con Pushkin pasaba días y días. Me arrojo hacia la mesa del tirón, pero - ¡dios mío, me perdonarás!-, ella se fue, se esfumó la inspiración, y tres rublos, para el taxi quizás. Doy tumbos por la casa como un loco. La Musa me da igual, la puedo perdonar. Se fue, por lo visto, con otro: no le habrá gustado mi manjar. La tarta con velas enormes, se se,có de pena, me agoté también. Les invité a los vecinos, cabrones, al coñac, que la Musa no quiso beber. ...Los años fueron pasando deprisa, quedé aburrido y sin ilusiones. Callada, se marchó a la francesa, pero me dejó un par de renglones. Estas son las líneas, escritas con talento, - ¡vítores y flores para el artista! - «¡Recuerdo aquel fascinante momento en el que frente a mí apareciste!»1        
1 Los versos «plagiados» pertenecen a A. Pushkin, que inician la primera estrofa del poema titulado A...

© Oleg Shatrov. Traducción, 2012