Arrastraba yo mi Pena por el hielo de primavera, se rompió el hielo, mi alma se cayó se hundió como una piedra. Y aún pesada, mi Pena a la orilla escarpada se agarró. Y desde aquel instante, la Pena me sigue a todas partes. Los Enredos andan con ella, los Rumores. Y que viva yo seguía el sauce triste lo sabía, y también las codornices, ruiseñores. Quién se lo dijo lo ignoro, a mi amo, mi señor; me descubrieron, hablaron las lenguas. Y con fuego en el corazón, en mi búsqueda se lanzó... La Patraña y la Pena lo siguen lentas. Al final halló mis pasos, me sujeta en sus brazos, junto a él, a caballo, la Pena sonriente Mas quedarse no podía, se marchó el mismo día, y la Pena se quedó para siempre...
© Oleg Shatrov. Traducción, 2012